
Día tras día se levanta descalza, se restriega los ojos con los puños cerrados a la vez que separa los dedos de los pies desde un lado de la cama. ¡Qué agradable sensación! Como aquella vez, sentirse viva, justo antes del último suspiro, segregando todavía el jugo transparente desde la entrepierna y deslizándose hasta los tobillos para terminar en el empeine de los pies desnudos. Dulzura, ribeteada de encanto en la comisura de los labios carmesí, siempre de los labios carmesí, aunando pletórico el beso ensordecedor caliente aún, protegiendo la boca de otras bocas que quisieron besar sin amor.
Yo quiero regarte todos los días para que el agua transparente barnice la piel morena. Otra vez junto al sol estampado entre luces y sombras jugueteando alrededor de tus mejillas coloradas, siseando desde el cuello hasta el vértice de tu sexo turbador. Como gozar del retiro de las horas entristecidas, alejadas ya del haber mediocre de aquellos seres entristecidos que revientan en mil pedazos el deseo de elevarse sobre las nubes. Salgo, enredada, de los hilos de seda de tus cabellos humedecidos para evidenciar el frío de afuera que golpea violento rompiendo los cristales de los corazones frágiles.
La historia de ella, que se levanta para caminar descalza, se ha perdido entre divagaciones ajenas. Flotando sobre el agua que utilizaba para regar todos los días. Alejada de insomnios arrasadores, camino del mundo fuera del mundo.
Yo quiero regarte todos los días para que el agua transparente barnice la piel morena. Otra vez junto al sol estampado entre luces y sombras jugueteando alrededor de tus mejillas coloradas, siseando desde el cuello hasta el vértice de tu sexo turbador. Como gozar del retiro de las horas entristecidas, alejadas ya del haber mediocre de aquellos seres entristecidos que revientan en mil pedazos el deseo de elevarse sobre las nubes. Salgo, enredada, de los hilos de seda de tus cabellos humedecidos para evidenciar el frío de afuera que golpea violento rompiendo los cristales de los corazones frágiles.
La historia de ella, que se levanta para caminar descalza, se ha perdido entre divagaciones ajenas. Flotando sobre el agua que utilizaba para regar todos los días. Alejada de insomnios arrasadores, camino del mundo fuera del mundo.